viernes, 26 de diciembre de 2008

Bourdieau.Sobre la televisión.I.-El plató y sus bastidores.

Pierre Bourdieau. Sobre la televisión. Compactos Anagrama


I.- El plató y sus bastidores.

El lenguaje televisivo implica varias imposiciones:

Estar limitado por el tiempo,
Tener un tema impuesto,
Tener a alguien (conductor) que llame al orden (moral, económico, etc).

Al aceptar participar (en una entrevista de tv, por ejemplo) sin preocuparse por saber si se podrá decir alguna cosa, se pone inmediatamente de manifiesto que no se está ahí para decir algo, sino por razones completamente distintas, particularmente para dejarse ver y ser visto. “Ser”, decía Berkeley, es “ser visto”. Para algunos de nuestros filósofos (y de nuestros escritores), ser es ser visto en televisión, es decir, en definitiva, ser visto por los periodistas, estar, como se suele decir, ser bien visto por los periodistas (lo que implica muchos compromisos y componendas).

La televisión se ha convertido hoy en una especie de fuente para que se mire en ella Narciso, es un lugar de exhibición narcisista.

La opción de negarse lisa y llanamente a expresarse por medio de la tv no me parece defendible. Pienso que en determinados casos aparecer en ella puede constituir una especie de deber siempre y cuando sea posible hacerlo en condiciones razonables.

Una censura invisible

La gente se deja llevar por una forma conciente o inconsciente de autocensura, sin que haga falta hacer llamados al orden. Tampoco hay que olvidar las censuras económicas. Podría decirse que, en última instancia, lo que pesa sobre la televisión es la coerción económica, relacionada con el poder de los grandes conglomerados y multinacionales (auspiciadores).

La forma particularmente perniciosa de la violencia simbólica en la televisión, posee la complicidad tácita de quienes la padecen y quienes la ejercen, en la medida que ambos no se dan cuenta de sus roles.

Los suceso de la prensa sensacionalista (sexo y sangre) pueden ser interpretados como elementos de distracción, ya que ocupan un tiempo que se puede destinar a decir otra cosa (los noticieros llenan el tiempo tan escaso con vacuidad, vacío, informaciones sin mayor relevancia).

Si se emplean en noticieros unos minutos tan valiosos para decir unas cosas tan futiles estamos en presencia de un hecho que no es casual, sino que en realidad es muy importante, en la medida en que el ocultamiento de hehcos relevantes no es casual, sino que "premeditado" (decisión editorial).

La televisión posee una especie de monopolio de cómo de hecho sobre la formación de las mentes de una parte nada desdeñable de la televisión (que se informa exclusivamente por la tv).

Al privilegiar los sucesos y llenar ese tiempo tan escaso de vacuidad, de nada o casi nada, se deja de lado las noticias pertinentes que debiera conocer el ciudadano para ejercer sus derechos democráticos.

Ocultar mostrando

El mundo de la imagen está dominado por las palabras

Dar nombre significa, como es sabido, hacer ver, crear, significa alumbrar.

Las palabras de los periodistas (quienes no se pueden sacar los lentes de su profesión, cuentan lo que les interesa a ellos) hacen cosas, crean fantasmagorías, temores, fobias o, sencillamente, representaciones equivocadas.

La búsqueda de la exclusiva (la coerción del periodismo) implica que finalmente todo el mundo acabe haciendo lo mismo, y la búsqueda de originalidad, desemboca en la banalización y uniformización.

La búsqueda encarnizada, interesada, de lo extraordinario puede tener efectos políticos. Y la implicancia política tiene que ver con el efecto de realidad, que hace mostrar y puede hacer creer que es verdad lo que se muestra. Este poder de evocación es capaz de provocar fenómenos de movilización social. Puede dar vida a idea y representaciones, así como grupos.

La televisión, que pretende ser un instrumento que refleja la realidad, acaba convirtiéndose en un instrumento que crea una realidad. Va,os cada vez más hacia universos en que el mundo social está descrito-prescrito por la televisión.

La televisión se convierte en el árbitro del acceso a la existencia social y política. Hay que producir cada vez más manifestaciones para la tv.

La circulación circular de la información

Los productos periodísticos son mucho más homogéneos de lo que la gente cree. Sólo el orden de las noticias cambia.

Los periodistas se informan de otros periodistas y medios y se provoca la circularidad, esta especie de juego de espejos que se reflejan mutuamente produce un colosal efecto de enclaustramiento, de asilamiento mental.

Para romper el círculo, hay que romper una brecha en él, una brecha que sólo puede ser mediática; hay que conseguir dar el golpe de manera que se interesen los medios, o, por lo menos, un medio; sólo así se podrá asegurar difusión, gracias al efecto de la competencia.

La urgencia y el fast thinking

Existe un vínculo entre pensamiento y tiempo. Uno de los mayores problemas que plantea la televisión es la relación pensamiento-velocidad.

“(los invitados a entrevistas) piensan mediante “ideas preconcebidas”, es decir mediante tópicos”. Las “ideas preconcebidas” (de las que habla Flaubert) son ideas que todo el mundo ha recibido, porque flotan en el ambiente, banales, convencionales, corrientes; por eso, el problema de la recepción no se plantea: no pueden recibirse porque ya han sido recibidas.

Sobre la dificultad de vencer a las ideas preconcebidas establece: “el pensamiento, es por definición, subversivo: para empezar ha de desbaratar las ideas preconcebidas y luego tiene el desafío de demostrar las propias”... “este despliegue del pensamiento pensante está intrínsecamente vinculado al tiempo”.



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